Crónicas

Cerro Gaital Parte I (2014)

Esta no fue mi primera experiencia o aventura, pero marca el inicio y fin de un ciclo importante de aprendizaje e introducción en el mundo del senderismo.

Esta aventura combina una gran cantidad de elementos. Para separar la experiencia personal de los datos para la guía estaré creando una ficha técnica, la cual resumirá los datos básicos ara quienes deseen recrear la aventura. Sigue leyendo para conocer todos los detalles de mi experiencia. 

Ficha Técnica:

  • Destino: Cima del Monumento Cerro Gaital, El Valle de Antón, Provincia de Coclé, Panamá.
  • Transporte utilizado: Automóvil.
  • Tipo de sendero: Intermedio, requiere cuidado por lo estrecho, el uso de cables para subir y bajar paredes. Importante llevar guía para la segunda sección ya que después del mirador el sendero no es tan definido.
  • Tiempo: 1 hora con 30 minutos para llegar al punto de inicio. El sendero tomó aproximadamente 3 horas con 30 minutos ida y vuelta. Wikiloc.
  • ¿Qué necesitas?: Guía para llegar a la cima (directorio por venir), agua (guía por venir), snacks ligeros, ropa holgada y que estés dispuesto a ensuciar, una muda de ropa para el retorno, zapatillas con buena tracción en la suela o botas de senderismo.

En Noviembre del 2014, después de otro año de altibajos personales, me encontraba bajo una depresión. Esta situación me tenía alejado de relaciones personales y en búsqueda de nuevas experiencias. Este sentimiento fue alimentado aún más luego de ver la película Interstellar. Inmediatamente a la salida del cine la decisión fue tomada y la mañana siguiente me reuniría con un grupo de, entonces desconocidos, para iniciar la primera de muchas aventuras.

Para aclarar, el grupo se llama Tribu Guarumo. Y para no engañarlos a ustedes queridos lectores, ya había participado en dos actividades de ellos, aparte de seguirlos en redes sociales desde mucho antes. Pero en ese entonces, solo participé de forma marginal, sin recordar nombres, sin querer más que ir de paseo.

Esa mañana encontré lo más cercano que tenía a un atuendo de senderista, incluyendo zapatillas en vez de botas y me dirigí a los estacionamientos de Albrook Mall, donde La Tribu suele tener su punto de partida. Mi segundo momento de duda fue cuando llegue temprano el poder identificar gente que no recordaba haber visto en mi vida. Siendo una persona introvertida, esto sería un reto de por sí.

Nota: he decidido bautizar los personajes con nombres de sendero, para proteger a los inocentes.

Eventualmente discerní un grupo de personas y siendo temprano aún (temía llegar tarde y me dejaran) identifique un posible «colega» a quien le pregunté si también se dirigía al paseo. Mi primer reto fue superado cuando a quien ahora llamaré El Chigua me respondió de forma afirmativa ya que él también esperaba a La Tribu. En ese momento nos presentamos y esperamos al resto del grupo, el cual fue llegando no mucho después.

Durante este tiempo, supe que Chigua había entendido mal los detalles del evento y vino preparado para ir al Cerro Ancón, el cual es un sendero que se hace generalmente por una carretera de asfalto a solo 5 minutos en auto de Albrook Mall. El Valle queda a más de 1 hora por la carretera panamericana. Él muy alegremente decidió quedarse con el grupo y seguir.

De ese encuentro también recuerdo a OhYeah, quien resultó ser una parte importante del grupo ya que se encargó de organizar el evento y más adelante contactar al guía.

Luego de la organización del car pooling, quedé en mi auto siguiendo la caravana que iría hacia El Valle de Antón.

Reunidos en el mercado central, esperamos al guía local que nos llevaría a la cima del Cerro Gaital. Al llegar, el guía nos describió como hay dos secciones para este cerro. La primera es la fácil, donde se llega a un mirador y no debe tomar más de media hora. Para llegar a la cima, se debe desde ahí tomar otra sección del sendero la cual él consideró como «solo para quienes le gusta lo extremo». Aunque no es como me definiría yo, ya había tomado la decisión de llegar a la cima y el resto del grupo se veía confiado en poder llegar.

Este pésimo panorama muestra parte de la caravana.

Este pésimo panorama muestra parte de la caravana.

Con la intención de simplificar, dejé mi auto estacionado en las afueras del mercado, tomé mi bolsa de agua y equipo fotográfico para unirme a un carro de la ahora más corta caravana hacia la entrada del parque.

En el camino descubrí otro lado de El Valle. Antes sólo conocía el Chorro, la Pintada, el zoológico, casas y locales del centro. También tuve mi primera introspectiva al grupo, ya que aunque no recuerdo los detalles de la conversación, de un lado del auto conducía un señor español, a quien llamamos Chete, con el humor respectivo, y del pasajero una chica joven, Guarumita, quienes conversaban como si se conocieran de toda una vida.

Llegada al inicio del sendero.

Llegada al inicio del sendero.

Ese fin de semana coincidió con lo que ahora sé es un maratón de corredores de trillo, algo más que me tocó presenciar sin pensar entonces que algún día participaría (y aún no, pero…).

Iniciada la caminata, inmediatamente sentí cansancio y el fuerte palpitar de mi corazón. Afortunadamente, me pude adaptar y empezar a disfrutar del sendero, aunque sea a medias. Pero más que recordar el cansancio y el entorno natural, fui anotando mis observaciones sobre el grupo con el cual caminaba. El mismo estaba conformado de personas muy diferentes y aún no sabría como encajaría. Luego de escuchar un par de comentarios sarcásticos ya pude ubicar mi sub-grupo en La Tribu, lo que me llenó de confianza en poder continuar.

Subiendo estos escalones tienes la mejor vista desde el mirador.

Subiendo estos escalones tienes la mejor vista desde el mirador.

La llegada al punto del mirador, aunque algo enlodada fue posible sin mayores complicaciones, como se prometió. Ahí estuvimos un rato y me dediqué a documentar con la GoPro a quienes durante los próximos 12 meses se convertirían en mis compañeros de sendero o más.

Seguro aún nadie entendia porque este desconocido les tomaba fotos a ellos en vez de los paisajes.

Seguro aún nadie entendia porque este desconocido les tomaba fotos a ellos en vez de los paisajes.

De lo que sigue, recuerdo pocos detalles un año después, pero si recuerdo mis sentimientos y tengo una buena galería de fotos para compartir. En la segunda parte entro en más detalles sobre esta segunda sección del sendero.

Luego de la parada en el mirador, entramos en un estrecho pasaje que iniciaría la verdadera aventura hacia la cima del Gaital. El mismo sería una combinación de hermosas vistas de la flora del área, caminos al filo del cerro, impactantes paisajes y eventualmente el reto adicional de casi escalar, con la ayuda de unos cables ya instalados para poder ganar altura. Uno de nuestros compañeros decidió que hasta ahí llegaría para evitar la dificultad de los cables y le tocó esperarnos pacientemente mientras continuábamos.

Después de mucha caminata y cansancio, recuerdo la última parte que tocó agacharse y terminar de enlodarse para salir por un túnel que da con la cima. Una vez ahí el premio no fue la vista, ya que estaba mayormente nublado. De todas formas era imposible no sentirse recompensado por el simple hecho de haber logrado el recorrido y todo lo bonito que hubo para ver en el camino.

Ambiente desde la Cima

Ambiente desde la Cima

Ahí estuvimos un tiempo. Yo tomando las fotos para documentar, otros los selfies y las fotos grupales. Luego de un rato de descanso y snacks, el clima nublado indicaba que empezaría a llover por lo que se comenzó el descenso. Con este descenso vino el reto de los resbalones. Al final decidí solo dejarme llevar y saber que si había que caerse, había que caerse. De ahí una frase que utilizaría con gran frecuencia de ahora en adelante: Hay que saber caerse.

En el camino de retorno Chete tenía que regresar temprano por compromisos previos. Fue el auto donde me había unido desde el mercado, lo que parecía traer un problema para poder regresar. Pero resultó ser solo como el destino quería las cosas. En el retorno también me tocó observar otros entonces desconocidos que pronto tendrían sus nombres como El Puma y Pachapapa (sobre quienes seguro también escribiré más próximamente).

Cuando logramos retornar a nuestro punto de inicio, ya toda mi ropa y zapatillas estaba llena de tierra, y aunque tenía una muda adicional de ropa, aquella estaba en mi auto. Tal vez fue para mejor, ya que el auto donde me uní se fue antes de poder cambiarme. Por otro lado me veía en la penosa situación de pedir «bote» en un auto de otro perfecto desconocido, el cual seguramente quedaría sucio por mi descuido. Al final no fue problema, ya que este perfecto desconocido quien poco después se convertiría en mi amigo de senderos Gooseman (pronunciado ¿Guzman?) ofreció su puesto de pasajero en su auto, con un par de cartuchos para proteger el asiento y así poder retornar a mi auto. Durante el retorno confirmé que elegí bien mi sub-grupo ya que noté de inmediato la buena música que sonaba de la radio y cómo él seguía la percusión con perfecto tempo.

Una vez retornamos al mercado, le ofrecí a mi nuevo colega dinero para compensar la ensuciada del auto, para lo cual tuve que insistir ya que no quería aceptarlo. Luego encontré como compensar en una parada adicional que se hizo para comprar comida, aunque él buscaría la forma de retornar luego el monto ofrecido.

De ahí se dieron las respectivas despedidas. También ya había sido invitado por OhYeah a seguir participando de las próximas actividades de La Tribu, lo cual supongo se puede usar la frase cliché de «fui aceptado dentro de la tribu».

 

Categories: Crónicas

11 thoughts on “Cerro Gaital Parte I (2014)

Responder a mohegan online casino Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

You may use these HTML tags and attributes:

<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>