Después de un año escribiendo, fotografiando y cronicando la odisea de una vida de aventuras, pero realmente es solo vivir, se ha hecho difícil mantener el mismo ritmo con el que inició el proyecto. También es posible que simplemente los objetivos estén cambiando. Y además nada quita que puedan volver a sus orígenes más adelante.
Este año aunque ha iniciado un poco más suave desde la perspectiva «senderista», no me cabe duda estará tan lleno de aventuras como las últimas ya vividas.
El mes pasado no fue excepción, estuve nuevamente metido en Volcán de Chiriquí. Primero conociendo, al fin, el sendero del Quetzal. Debo decir que aunque está falto de mantenimiento, es un sendero muy interesante y con un excelente punto de camping desde el mirador de Las Rocas. No tuvimos oportunidad de ver Quetzales, o tal vez vi la silueta de uno en la neblina (para sazonar algo de drama al cuento). Me impresionó la cantidad de derrumbes de árboles. Creo es parte de lo que dificulta el mantenimiento del lugar. También por esto debo recomendar ir con la mirada bien atenta o simplemente con un buen guía que conozca el area, es fácil desviarse a propósito o por accidente.
No menos interesante fue que todo el recorrido lo empezamos desde Ciudad de Panamá ida y vuelta en transporte público. Lo digo porque mi experiencia es limitada. A pesar de las advertencias burocráticas, no hubo líos en llegar al parque y hacer el campamento y recorrido desde Alto Respingo hasta Alto Chiquero. La atención de los guarda parques fue amable y al finalizar nos contactaron con un chofer de bus para retornar al centro de Boquete.
Un par de semanas después estaría de vuelta en Volcán. Y unas pocas semanas después, nuevamente. Cuando más lo pienso, más fácil es ver cómo todo se ha conectado a este lugar. En el blog están todas las pistas.
Para aclarar, más que creer en el cliché del llamado de la montaña… siempre he pensado — digo pensado, porque las palabras seguro alguien más las ha dicho, pero el pensamiento lo considero propio — que al final del día podemos subir cuanta montaña deseemos, pero nuestro verdadero honor y placer estará siempre en ese querer ineludible de compartir la experiencia. Y así pues, lo que siempre importará más será la conexión humana que nos da esa oportunidad.
Y así es que, a pesar de las dudas, irónicamente provenientes de otros humanos, estoy empezando a encontrar mi lugar.